El misterio de la viralidad
El denominado Marketing Viral es una de las herramientas del Marketing Digital más interesantes para las empresas.
Con un el mínimo coste de producir contenidos encapsulados o bien en vídeos, o bien en podcast, o bien en fotos e incluso en simples documentos .pdf, se puede conseguir una difusión enorme, incluso a escala mundial, y totalmente gratuita. En cuestión de pocos días se puede estar en boca de todo el mundo.
El problema está en que no hay una fórmula exacta para garantizar que se va a conseguir la ansiada viralidad. Los profesionales del Marketing Digital, tenemos identificados unos patrones más o menos comunes en todas las campañas que han tenido éxito en este sentido:
- Deben sorprender: Son contenidos diferentes, totalmente diferentes del resto de los miles de contenidos que recibimos cada día. Son diferentes por rezumar creatividad, imaginación, en muchas ocasiones sentido del humor y/o espectacularidad, o incluso por tener cierto toque «friki».
- Deben destacar: Todos los días recibimos información interesante, pero no todos los días la reenviamos. El contenido que genera viralidad alcanza suficiente interés para el usuario, como para que se decida a reenviarlo a sus contactos.
- Debe alcanzar una mínima masa crítica: Es decir si no tiene un impulso en la difusión inicial es muy difícil que se propague. Utilizando el paralelismo con los virus, si no se inocula una cantidad suficiente de virus, lo más probable es que el organismo lo venza rápidamente. A partir de esa mínima masa crítica, la campaña de marketing viral se expande de manera exponencial.
Con estas premisas, con una gran creatividad y dejando que la intuición y la experiencia hagan el resto, en algunas ocasiones se consiguen fenómenos realmente virales y en la mayor parte de las ocasiones se consiguen campañas que se quedan a mitad de camino. En cualquier caso lo reducido del coste de este tipo de acciones hacen que siempre merezca la pena intentarlo.
El último caso de viralidad que me ha impactado (a mi y a medio mundo a juzgar por las ventas), ha sido el de las camisetas del Hoya de Lorca. Como sabréis, se trata de un equipo de fútbol murciano cuyas camisetas han sido elegidas en una encuesta como las más feas del mundo. En cuestión de días, las camisetas se hicieron superfamosas, el equipo también, salen en los telediarios, reciben pedidos de camisetas desde todos los lugares del mundo, no dan a basto en la fabrica…¡increible!
En este caso no ha sido una viralidad buscada, sino encontrada, cosa por otro lado también habitual. En cualquier caso es un ejemplo ilustrativo de lo impredecible que es la viralidad, y por supuesto el ser humano. Es tan impredecible que convierte algo, tan supuestamente negativo para un productor de camisetas, eligir su producto el más feo, en el motivo del mayor de sus éxitos.
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